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                                      Lo de sentimiento inexplicable no es lo 
                                      que más coincidiría con el 
                                      relativo éxito de cualquier secuela 
                                      de Martes 13 
                                      (Friday the 13th). Más bien se debe 
                                      a un rito ejercido por parte de un puñado 
                                      de seguidores, desparramados por el globo, 
                                      que hace que cada película recaude 
                                      un promedio de 25 millones de dólares, 
                                      al menos en Estados Unidos, y que, por lo 
                                      tanto, tenga continuidad. También 
                                      puede asociárselo a una simple adicción 
                                      hacia un loco psicótico alto, robusto 
                                      y que viste ropa sucia de fábrica, 
                                      que lleva una máscara de hockey delante 
                                      de un rostro deforme y un relativamente 
                                      limitado cerebro que solo piensa en matar, 
                                      quizá en nombre de una madre asesinada 
                                      o bien porque el infierno cada vez se codea 
                                      más con él, convirtiéndolo 
                                      en mal puro e imbatible.  
                                       
                                       
                                       
                                      Lo cierto es que existe gente como nosotros 
                                      (que incluso comenzamos a hablar en el barrio, 
                                      entre otras cosas, por ser fanáticos 
                                      de la saga Martes 
                                      13, allá, a fines de la década 
                                      del ´80) que sigue desde sus comienzos 
                                      los enchastres de Jason; ya sea en cine 
                                      (estas películas eran un clásico 
                                      de los bonos liceales; a los del Centro 
                                      en general no nos dejaban entrar por ser 
                                      menores) o en video (pocos, como el desaparecido 
                                      Video Club Del Sol se daba el lujo de poseer 
                                      en sus estantes todas las Martes 13). 
                                     Pero la 
                                      saga es odiada por la crítica y también 
                                      por ese espectador de gran público. 
                                      Es muy fácil, claro, hasta para un 
                                      adolescente de quince años, decir 
                                      que una cuarta, quinta o décima parte 
                                      va a ser mala. No obstante hay algunos elementos 
                                      llamativos en cada una de las películas 
                                      donde aparece Jason Voorhees, aquel niño 
                                      que se había ahogado en un lago (el 
                                      Crystal Lake) pero que, sin embargo, pudo 
                                      haber sido salvado por los responsables 
                                      del lugar, de no haber estado tan distraídos. 
                                      La madre fue más que consciente de 
                                      eso y decidió tomar acción 
                                      por mano propia. Hay bastante de Noche 
                                      de brujas (John Carpenter, 1977) 
                                      y del modelo de Bahía 
                                      de sangre (1971), empleado por el 
                                      maestro italiano Mario Bava. De Martes 
                                      13 II: Los 
                                      asesinatos continúan (1981) 
                                      hasta la reciente Jason 
                                      X (James Isaac, 2001) las películas 
                                      se convirtieron en mera excusa para masacrar 
                                      jóvenes y adultos, ya sea en campamentos 
                                      de verano, barcos, ciudades y hasta naves 
                                      espaciales, aunque casi todas pasaron por 
                                      realizadores dignos que incluso intentaron 
                                      darle su propio toque de distinción 
                                      al producto de turno y con diversos resultados. 
                                    
                                    El único 
                                      gran defecto de toda esta saga es que muchas 
                                      secuelas no respetan lo ocurrido en las 
                                      anteriores; es decir que el espectador se 
                                      va a encontrar con fechas y hechos que no 
                                      coinciden del todo. Seguidamente, vamos 
                                      a hacer un repaso medular a cada una de 
                                      las diez partes (nos quedó mucha 
                                      cosa fuera), quedando a la espera de la 
                                      inminente Freddy 
                                      vs. Jason, que se estrenará 
                                      a mediados de este año (2003) en 
                                      Estados Unidos y que estará dirigida 
                                      por el chino Ronny Yu. El asesino de la 
                                      saga Pesadilla en lo profundo de la noche 
                                      volverá a estar encarnado por Robert 
                                      "I need the money" Englund, quien 
                                      siempre dice "nunca más 
                                      voy a ponerme en la piel de Freddy Krueger" 
                                      aunque permanentemente vuelva con la cola 
                                      entre las patas al único rol que 
                                      lo destacara con creces, mientras que el 
                                      hecho curioso es que Kane Hodder, el hombre 
                                      que interpretó a Jason en las últimas 
                                      cuatro partes de Martes 13 será sustituido 
                                      ahora por Ken Kirzinger, un actor más 
                                      alto y robusto aún que Hodder. 
                                    
                                       
                                         Martes 
                                            13 (Sean 
                                            S. Cunningham, 1980) - La primera, 
                                            la que pisó el acelerador y 
                                            motivó a otros productores 
                                            a hacer numerosas películas 
                                            de asesinos seriales durante la década 
                                            del ´80 y con resultados de 
                                            toda clase y color. La dirigió 
                                            Sean S. Cunningham, admirador confeso 
                                            de Mario Bava y responsable de obras 
                                            como Alguien te está 
                                            mirando (1982) y Abismo 
                                            del terror (1989), aunque 
                                            ha trabajado mucho más como 
                                            productor. La historia de Martes 
                                            13 gira en torno a una serie 
                                            de brutales asesinatos en el campamento 
                                            de Crystal Lake, lugar donde había 
                                            fallecido un niño, en 1957, 
                                            ahogado ante la mirada de ineptos 
                                            guardias, según la dolida madre. 
                                            Un clásico instantáneo, 
                                            hecho con apenas 700.000 dólares 
                                            y que recaudó casi 40 millones 
                                            sólo en Estados Unidos, no 
                                            llegando a la cifra de Noche 
                                            de brujas pero sí 
                                            llamando la atención de muchos. 
                                            Un relato correcto, sin muchas aspiraciones, 
                                            aunque sí con la violencia 
                                            necesaria como para marcar la personalidad 
                                            de una larga saga. Hay una parte que 
                                            está, sin dudas, entre lo más 
                                            terrorífico que se pueda ver 
                                            una sala de cine. El susto al que 
                                            es sometido la protagonista al final 
                                            (que iba a ser Sally Field) es algo 
                                            que hace por lo menos sobresaltar 
                                            a cualquiera que lo mire por primera 
                                            vez, a tal punto que Tom Savini, el 
                                            maquillador y creador de la escena, 
                                            iba a las funciones para ver la reacción 
                                            de la gente durante esa secuencia, 
                                            en un bote en el lago, en los últimos 
                                            cinco minutos de imágenes. 
                                            El film termina dando lugar a una 
                                            secuela, ya que el cadáver 
                                            del pequeño Jason no es encontrado 
                                            por la policía. Cabe acotar 
                                            que en el elenco aparece el luego 
                                            famoso Kevin Bacon y que en Noruega 
                                            circuló la versión original, 
                                            que todos vieron, y una muy cortada, 
                                            para mayores de 15 años. | 
                                       
                                       
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                                            Martes 
                                            13 II: 
                                            Los asesinatos continúan 
                                            (Steve Miner, 1981) - La secuela inevitable 
                                            y tolerable para un público 
                                            que si bien no respondió de 
                                            la misma manera en boletería 
                                            (apenas 20 millones de dólares 
                                            en Estados Unidos), fue testigo de 
                                            un film con pasajes bastante buenos, 
                                            sobre todo (otra vez) cerca del final, 
                                            con otro gran susto que volvió 
                                            a helar plateas. Luego de haber muerto 
                                            la vengativa madre de Jason en la 
                                            primera parte, la historia se desarrolla 
                                            en el presente y con una nueva serie 
                                            de asesinatos. En realidad Jason no 
                                            se había ahogado y logró 
                                            vivir todos estos años como 
                                            un ermitaño en una rústica 
                                            cabaña, en las profundidades 
                                            de un bosque cercano al lago. De ahí 
                                            en más comienza a buscar a 
                                            la joven que había matado a 
                                            su madre y ya de paso se manda casi 
                                            diez matanzas en otro campamento cercano 
                                            a Crystal Lake. Aquí el joven 
                                            Jason ya comienza a tapar su deforme 
                                            rostro con una vieja bolsa de tela, 
                                            al mejor estilo de la del misterioso 
                                            asesino de El 
                                            pueblo que temía al anochecer 
                                            (¿se acuerdan cuando la daba 
                                            Canal 4, a fines de los ´70?). 
                                            El director de esta secuela, Steve 
                                            Miner, debutaba detrás de cámaras 
                                            con este trabajo, al que le siguió 
                                            la tercera parte de Martes 
                                            13, la primera de House 
                                            y Warlock, la séptima 
                                            de Noche de brujas y hasta El 
                                            cocodrilo (1999). Muchos 
                                            se quedan más con la primera 
                                            que con esta, pero no son pocos los 
                                            que prefirieron más esta segunda 
                                            parte, que no le va en zaga a la original. | 
                                       
                                       
                                        |   | 
                                       
                                       
                                          | 
                                       
                                       
                                        |   | 
                                       
                                       
                                         Martes 
                                            13 III: 3-D (Steve Miner, 1982) 
                                            - Los que la fueron a ver al Cine 
                                            Ambassador (Q. E. P. D.) recordarán 
                                            los lentes de cartón para ver 
                                            la película en 3-D y la espantosa 
                                            música bailable de los créditos 
                                            iniciales. Bastante floja, en general, 
                                            aunque con algunas muertes tan creativas 
                                            como impactantes, algo más 
                                            crudas que las dos partes anteriores 
                                            y con un crimen que debe estar entre 
                                            lo más espantoso que se haya 
                                            visto de asesino serial alguno en 
                                            una película. Y eso que hubo 
                                            que recortar escenas de sexo y violencia, 
                                            por el tema de que no la calificaran 
                                            "X" en EE. UU., algo perjudicial 
                                            para la taquilla. Prácticamente 
                                            no hay historia y solo los efectos 
                                            tridimensionales de los asesinatos 
                                            son los que se roban toda la atención. 
                                            Aquí, por primera vez, Jason 
                                            se pone esa icónica máscara 
                                            de portero de hockey que luego no 
                                            se sacaría más, gracias 
                                            a una de sus víctimas (un gordito 
                                            pelotudito) que la deja a su merced. 
                                            El asesino, aquí, recibe golpes 
                                            y agresiones mortales de todo tipo, 
                                            pero se levanta y sigue. Como que 
                                            el hoy inmortal Jason Voorhees comenzaba 
                                            a nacer en esta tercera parte, convirtiéndose 
                                            en algo no tan fácil de vencer. 
                                            Presten atención al grupo de 
                                            pandilleros motoqueros ochentosos, 
                                            a sus nombres y las cosas que dicen, 
                                            una vez que se meten en el establo 
                                            y son liquidados por Jason; todo un 
                                            show. La película costó 
                                            4 millones de dólares y recaudó 
                                            más de 36, sólo en Estados 
                                            Unidos (¿habrá sido 
                                            por el 3-D?), lo que la convierte 
                                            en una de las más exitosas 
                                            de la saga. Aquí en Uruguay 
                                            fue calificada estrictamente para 
                                            mayores de 18 años, mientras 
                                            que en países como Alemania 
                                            Occidental fue prohibida.  | 
                                       
                                       
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                                        |   | 
                                       
                                       
                                         Martes 
                                            13 IV: Capítulo final 
                                            (Joseph Zito, 1984) - La mejor de 
                                            todas, las más tensa, la más 
                                            sangrienta, la más oscura pero 
                                            también la que mejor supo sacarle 
                                            el jugo a la anatomía de un 
                                            Jason que estaba bravísimo, 
                                            sobre todo en los quince minutos finales, 
                                            que deben estar entre lo más 
                                            tenebroso y mejor filmado de toda 
                                            la saga, gentileza, también, 
                                            de un maestro del maquillaje como 
                                            Tom Savini. Olvídense de la 
                                            historia y los personajes tanto en 
                                            esta como en todas las secuelas que 
                                            vendrían. La excusa ya es producir 
                                            asesinatos y luego recaudar con lo 
                                            que los adolescentes dejen en boletería, 
                                            pero hay que ver de qué manera 
                                            se filman algunos pasajes, con un 
                                            asesino que prácticamente persigue 
                                            enloquecido y muy de cerca a sus inminentes 
                                            víctimas. Todo parece hecho 
                                            como a las apuradas, pero realmente 
                                            llama la atención el dinamismo 
                                            que se consigue en varias secuencias 
                                            e incluso el miedo reflejado en el 
                                            rostro de los personajes, algo que 
                                            cobra bastante interés cuando 
                                            nos enteramos de que el que interpretó 
                                            a Jason en esta secuela (Ted White) 
                                            no le hablaba a ninguno de los actores 
                                            durante la filmación y pasaba 
                                            mucho tiempo con la máscara 
                                            puesta, mirándolos fijo, para 
                                            que sintieran más temor al 
                                            momento de rodar. A Voorhees, en ésta, 
                                            le dan palo y palo, ya que además 
                                            de partirle un televisor por la cabeza, 
                                            le atraviesan un machete desde la 
                                            cara a la nuca; no contento con esto, 
                                            el nene calvo (Tommy) procede a rebanarlo 
                                            en juliana durante la sangrienta escena 
                                            final, mérito de Savini. La 
                                            película llegó a recaudar 
                                            más que la tercera parte (33 
                                            millones en EE. UU.). En Suecia circuló 
                                            una versión cortada para mayores 
                                            de 15 años, mientras que en 
                                            Alemania Occidental reinó nuevamente 
                                            la prohibición.  | 
                                       
                                       
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                                            Martes 13 V: Un 
                                            nuevo comienzo (Danny Steinmann, 
                                            1985) - Jason, finalmente, había 
                                            muerto con el horrible machetazo que 
                                            le partió el marote al diome, 
                                            gentileza de un niño llamado 
                                            Tommy Jarvis. El mismo Tommy fue a 
                                            parar a una veraniega clínica 
                                            psiquiátrica, lugar donde... 
                                            ¡acertaron!; comienzan de nuevo 
                                            los asesinatos; y todas las miradas 
                                            apuntan aaaaaa... ¡¡¡Jason!!! 
                                            Pero ojo; en realidad se trata de 
                                            otra persona que por motivos personales 
                                            hereda los hábitos del difunto 
                                            asesino, viste igual que él 
                                            y hasta consigue una flamante máscara 
                                            de hockey. Un poco en el estilo de 
                                            la cuarta parte, con bastante gore 
                                            (abundancia de sangre), sin guión 
                                            ni caracteres, escasa inspiración 
                                            visual, y varias muertes jugosas (hay 
                                            dos que son bastante fuertes) que 
                                            vuelven a convertirse en el gancho 
                                            para atrapar adolescentes. El final 
                                            da a entender como que Tommy queda 
                                            tan traumado al ver nuevamente a Jason, 
                                            que él mismo comenzaría, 
                                            supuestamente, a asesinar una vez 
                                            que escape del lugar donde está 
                                            internado. Algo de eso se había 
                                            insinuado al final de la cuarta parte, 
                                            con Corey Feldman (interpretando a 
                                            Tommy de niño) mirando fijo 
                                            (y alterado) a la cámara, luego 
                                            de haber dado fin a Jason.  Un 
                                            nuevo comienzo recaudó 
                                            más de 21 palos verdes en Norteamérica.  | 
                                       
                                       
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                                         Martes 
                                            13 VI: Jason vive (Tom McLoughlin, 
                                            1986) - El director de la reciente 
                                             Secretos 
                                            ocultos (2001) y también 
                                            responsable en televisión de 
                                             Ellos 
                                            pueden volver (1991; sobre 
                                            obra de Stephen King), algunos episodios 
                                            de la serie  Las 
                                            pesadillas de Freddy (1988) 
                                            y su ópera prima  Mausoleum 
                                            (1983), convierte a Jason, decididamente, 
                                            en un ser inmortal, a causa de un 
                                            rayo que cae en su tumba y lo revive, 
                                            mientras (nuevamente) Tommy Jarvis 
                                            intentaba destruirlo de una vez por 
                                            todas, yendo al cementerio con un 
                                            amigo para quemar lo que quedaba del 
                                            cadáver. A pesar de que el 
                                            eje narrativo no tiene pies ni cabeza, 
                                            vuelve a reiterarse la fórmula 
                                            que venía agradando a los seguidores 
                                            de la saga: varios asesinatos violentos, 
                                            un Jason cada vez más maléfico, 
                                            sanguinario y descontrolado, un poco 
                                            de sexo entre descerebrados jóvenes 
                                            y, en esta ocasión, una banda 
                                            sonora que, aparte de la (otra vez) 
                                            alevosa inspiración de Harry 
                                            Manfredini en la inmortal música 
                                            del master Bernard Herrmann para  Psicosis 
                                            (Alfred Hitchcock, 1960), contaba 
                                            con la participación de Alice 
                                            Cooper y su tema "(He´s 
                                            Back) The Man Behind the Mask". 
                                            Se rescatan algunos planos, más 
                                            que nada, donde se resalta la temible 
                                            apariencia física de Jason 
                                            y... a no pedir mucho más. 
                                            Aquí también es donde 
                                            comienza a verse al asesino con un 
                                            poco de humor; en un momento mueve 
                                            apenas su cabeza al compás 
                                            del rock´n roll que escucha 
                                            desde un vehículo y en otro 
                                            se acerca a una niña que estaba 
                                            durmiendo y la mira como para jugarle 
                                            un "serio", mientras la 
                                            pequeña se pone a rezar y con 
                                            los ojos cerrados por la impresión. 
                                            Cabe acotar que hasta ese entonces 
                                            Jason no perdonaba a nadie, incluso 
                                            a dos niños a los que casi 
                                            hace puré, tanto en la cuarta 
                                            (Jarvis) como en la quinta parte (el 
                                            morenito). Esta secuela recaudó 
                                            apenas 20 millones de dólares 
                                            en USA.  | 
                                       
                                       
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                                            Martes 13 VII: La nueva sangre 
                                            (John Carl Buechler, 1987) - En ésta 
                                            aparece por vez primera el actor Kane 
                                            Hodder, interpretando a un Jason mucho 
                                            más rápido, zarpado 
                                            y robusto, aquí enfrentado 
                                            a una joven con poderes telequinéticos 
                                            y cuyo insoportable psiquiatra intenta 
                                            explotar en lugar de curar. Su madre 
                                            no la entiende y su padre yace ahogado 
                                            en el mismo lugar donde había 
                                            quedado Jason en la sexta parte. En 
                                            un ataque de bronca la protagonista 
                                            se siente mal e intenta revivir a 
                                            su fallecido familiar con sus poderes, 
                                            aunque no hace más que liberar 
                                            a... acertaron. Buechler es, en realidad, 
                                            un experto en efectos especiales y 
                                            como que aportó algunas dosis 
                                            más técnicamente cuidadosas 
                                            al asunto e incluso algunos buenos 
                                            momentos de sobresalto. La receta 
                                            es la de siempre, claro, aunque la 
                                            Paramount puso unos morlacos más 
                                            (supuestamente para hacer algo más 
                                            digno que en las secuelas anteriores) 
                                            pero terminó desilusionada, 
                                            al ver que la película apenas 
                                            recaudó 19 millones de dólares 
                                            en Estados Unidos. Antes había 
                                            intentado llegar a un acuerdo con 
                                            la New Line Cinema (dueña de 
                                            los derechos del personaje de la saga 
                                            Pesadilla...) 
                                            para enfrentar en esta séptima 
                                            parte a Jason contra Freddy, pero 
                                            la idea, por diferencias, no prosperó... 
                                            hasta mediados de 2003, momento en 
                                            que se estrenará finalmente 
                                            Freddy 
                                            vs. Jason.
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                                             Martes 
                                              13 VIII: Jason toma Manhattan 
                                              (Rob Hedden, 1989) - O El crucero 
                                              del terror. Jason yacía otra 
                                              vez muerto, supuestamente por el 
                                              ataque de un muerto vivo (el padre 
                                              de la joven en la séptima) 
                                              quien, gracias a los poderes de 
                                              su hija, revivió, pegó 
                                              un salto fuera del agua, tomó 
                                              a Jason y lo mandó guardar 
                                              otra vez a las profundidades. Pero 
                                              hete aquí que el ancla del 
                                              yate de una pareja se desprende, 
                                              corta un cable de energía 
                                              subterránea, hace cortocircuito 
                                              con el cuerpo de ya saben quien 
                                              y revive nuevamente por electricidad 
                                              a ya saben quien, para deleite de 
                                              todos los fans. Ya no se puede hablar 
                                              de terror sino de partes que son 
                                              agradables de ver (lo de divertidas 
                                              o no puede quedar librado a la subjetividad 
                                              de cada uno), más teniendo 
                                              en cuenta que Jason abandona por 
                                              primera vez su sede social de matanzas 
                                              y se cuela en un barco. El relajo 
                                              que arma es tan grande que los sobrevivientes 
                                              terminan en Nueva York. Y hay que 
                                              verlo en la ciudad, realmente: Jason 
                                              caminando por Times Square, toda 
                                              una novedad. Chapa a un cocinero 
                                              forzudo (Ken Kirzinger, el próximo 
                                              Jason de Freddy 
                                              vs. Jason) que sale a hacerse 
                                              el macho y lo tira como a una bolsa 
                                              de papas contra el gran espejo de 
                                              un bar, se mete con peludos drogadictos 
                                              en el puerto y los hace pelota también, 
                                              después se enfrenta a un 
                                              boxeador en una terraza, entra a 
                                              meter peso en un subte, le patea 
                                              el radiograbador (tipo marca "Lucky", 
                                              el que vendía Carlos Gutiérrez) 
                                              a un grupito de punkies y hasta 
                                              se hace el Charles Bronson con un 
                                              pobre obrero sanitario (David Longworth, 
                                              nuestro actor terciario de culto), 
                                              al que lo hace de goma. El final, 
                                              aquí, ya se va al carajo, 
                                              a tal punto que en la novena parte 
                                              no se respeta nada de lo que ocurrió 
                                              en esta octava. Jason termina totalmente 
                                              consumido por los residuos tóxicos 
                                              de un túnel, no sin antes 
                                              gritar "Mami, mami" 
                                              o convertirse en niño y volver 
                                              a transformarse en adulto. También 
                                              causa una seguidilla de rayos en 
                                              el cielo neoyorquino, dando a entender 
                                              que la razón por la cual 
                                              nunca muere tiene que ver con una 
                                              fuerza sobrenatural. Se nota que 
                                              la idea era darle fin a las andanzas 
                                              de Voorhees con este final, aunque 
                                              por suerte no lo lograron. Es la 
                                              secuela más bizarra, por 
                                              lejos, pero también la más 
                                              divertida y que, por suerte, respetó 
                                              los clásicos ingredientes 
                                              de la saga. Costó 5 palos 
                                              verdes y recaudó algo más 
                                              de 14, sólo en Norteamérica. 
                                              La Paramount, al ver que esta secuela 
                                              fue la que menos recaudo de todas, 
                                              decidió no distribuir nunca 
                                              más una secuela del tierno 
                                              y mimoso Jason. 
                                            | 
                                       
                                       
                                        |   | 
                                       
                                       
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                                         El 
                                            último Martes 13: Jason va 
                                            al infierno (Adam Marcus, 1993) 
                                            - La New Line se hizo, finalmente, 
                                            con los derechos de la saga Martes 
                                            13, pero ahora las diferencias que 
                                            habían, a la hora de filmar 
                                             Freddy 
                                            vs. Jason, eran más 
                                            bien artísticas, por lo que 
                                            otra vez se trancó la producción. 
                                            Por ahí apareció un 
                                            director británico llamado 
                                            Adam Marcus, con vasta experiencia 
                                            teatral, quien le prometió 
                                            a los ejecutivos de New Line hacer 
                                            la mejor secuela de todas, con actores 
                                            profesionales y un buen guión, 
                                            al servicio de un típico producto 
                                            "clase A". El resultado: 
                                            la peor de todas las partes, la más 
                                            aburrida, incoherente, absurda, y 
                                            la que menos muestra a Jason, dado 
                                            que aquí asesinan todos los 
                                            contagiados por los poderes demoníacos 
                                            del corazón del peligroso asesino, 
                                            a quien el FBI le tiende una trampa, 
                                            al comienzo del film, lo desintegra, 
                                            pero el órgano en cuestión 
                                            es mordido por una persona en la morgue, 
                                            quien luego comienza a contagiar la 
                                            sed de crimen a otras; pequeños 
                                            Jason (el guionista debió dejar 
                                            el licor antes de escribir). Por ahí 
                                            también aparece una descendiente 
                                            de los Voorhees (la única que 
                                            puede darle fin, aparentemente, con 
                                            un cuchillo tipo "Ginzu", 
                                            especial para exterminar Jasons) y 
                                            un oscuro cazador al mejor estilo 
                                            Van Helsing (" yo sé 
                                            todo sobre Jason y tengo la fórmula 
                                            para mandarlo al infierno"). 
                                            Como ven, Jason ya es parte del inframundo 
                                            y ahora no bastará con machetes 
                                            para eliminarlo. El brazo que ven 
                                            al final (de Freddy Krueger), y que 
                                            se lleva la máscara de Jason, 
                                            es también del mismo actor 
                                            que lo encarna, Kane Hodder. Recaudó 
                                            apenas 16 millones de dólares 
                                            en Estados Unidos, un poco más 
                                            que la octava.  | 
                                       
                                       
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                                         Jason 
                                            X (James Isaac, 2001) - En 
                                            realidad se terminó de filmar 
                                            en 2000, costó 14 palos verdes 
                                            (bastante poco para lo que se termina 
                                            viendo en pantalla) y recaudó 
                                            lo suficiente como para desquitar 
                                            costos y... ¡motivar la continuación 
                                            de la saga! El director James Isaac 
                                            confesó su idolatría 
                                            por David Cronenberg (quien aparece 
                                            incluso haciendo un pequeño 
                                            papel al comienzo), mientras que el 
                                            guionista Todd Farmer ignora en parte 
                                            el final de la novena (¿qué 
                                            pasó con Freddy Kruger?) pero 
                                            respeta el hecho de que Jason es un 
                                            ser del infierno y de ahí el 
                                            llamativo comienzo de los títulos. 
                                            Acá el diseño de la 
                                            máscara (como la de Michael 
                                            Myers en la inminente  Halloween: 
                                            Resurrection) es mucho más 
                                            grande y oscuro, como si en ella hubiera 
                                            un rostro dibujado y con cara de enojado 
                                            (Jason también sigue la moda). 
                                            Todo comienza cuando el asesino es 
                                            accidentalmente metido en una cámara 
                                            criogénica y recién 
                                            es descubierto cinco siglos después, 
                                            es decir en el XXV, por una máquina 
                                            de entrenamiento de rutina en la que 
                                            viajaba, como no puede ser de otra 
                                            manera, un grupo de estudiantes lelos. 
                                            La Tierra está hecha pomada 
                                            y es inhabitable (seguro que Bush, 
                                            Sharon y Blair apretaron el botón 
                                            rojo). Hay otras colonias, sin embargo 
                                            (se habla de Tierra 2) adonde la gente 
                                            de nuestro viejo planeta se ha ido. 
                                            Aquí Jason está más 
                                            grande y sanguinario; comete un montón 
                                            de violentos asesinatos y hasta es 
                                            transformado, luego de ser capturado, 
                                            por una tecnología de avanzada 
                                            en Uber-Jason, una especie de ser 
                                            mitad humano - mitad androide (parece 
                                            un luchador de Mortal Kombat) pero 
                                            siempre con espíritu demoníaco 
                                            y dispuesto a seguir dando machetazos. 
                                            La película es sorprendentemente 
                                            aceptable, se burla nostálgicamente 
                                            de la saga y también de la 
                                            actitud demencial de Jason. No es 
                                            ambiciosa en absoluto (como la novena 
                                            parte) y se las ingenia para manejarse 
                                            con elementos dignos de un producto 
                                            clase B, aunque hay que mencionar 
                                            que las apariciones de Voorhees son 
                                            las que le dan prestigio y seriedad 
                                            al producto, mérito esta vez 
                                            de Kane Hodder.
                                            
                                            
                                            
                                            
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