Dirigido por Gustavo
Mendoza
UN DOCUMENTAL SOBRE
DON FRANCISCO PIRIA

Piria, el alquimista tendría
por título el documental que el joven
director argentino Gustavo Mendoza realizará
sobre Francisco Piria (hijo de inmigrantes
genoveses, nacido en Montevideo el 21 de
agosto de 1847 y fallecido el 11 de diciembre
de 1933). El creador de Heliópolis,
la ciudad del sol, como él denominó
al balneario, será el motivo de un
largometraje que ya se empezó a filmar
allí. La cámara también
llegará a Montevideo (al actual Palacio
de Justicia, mansión donde Piria
pasó parte de su vida) y a la ciudad
de La Plata, en Buenos Aires (donde construyó
una casa que está abandonada en estos
momentos).
El castillo, terminado en 1897, fue el laboratorio
de sus experimentos alquímicos. Este
era uno de los misterios de Piria. ¿Qué
hacía en su castillo? ¿Qué
es la alquimia en realidad? La alquimia
tiene una larga historia que viene desde
la Antigüedad y estuvo vinculada a
la ciencia química cuando esta recién
nacía. Supone un conjunto de experiencias
y especulaciones relacionadas a las transmutaciones
de la materia que tienen como finalidad
la búsqueda de la piedra filosofal
y de la panacea universal. Aunque popularmente
se la conoce más por el proceso que
pretende transformar plomo en oro, la experiencia
tiene connotaciones filosóficas y
se la asocia con el conocimiento y la superación
espiritual.
Piria habría utilizado la denominada
"vía húmeda" para
sus trabajos alquímicos, recurriendo
a diferentes hierbas tomadas de los campos
de la zona. Más allá del resultado
de sus experimentos en el laboratorio, lo
que es seguro es que consigue una transformación.
Logra convertir las 2700 cuadras de campo
que comprara en 1890, en un floreciente
balneario. El sol, el oro que buscaba, fue
sembrado, pulverizado sobre los cerros,
en sus faldas, en la rambla, en los edificios;
y los símbolos alquímicos
quedaron distribuidos por todos lados: vírgenes,
ángeles, leones alados (grifos),
perros de caza, águilas, rosas...
y algunos otros elementos extraños
como una puerta ficticia en una de las paredes
del castillo que no conduce a ningún
lado, de este mundo, al menos.
Tomó el papel de la creación,
cayó tal vez en la hybris, la soberbia,
que tanto temían los griegos; y quizás
hubo una etapa del proceso que no se pudo
cumplir y fue justamente el símbolo
religioso que no pudo concluir: una iglesia.
La catedral sin terminar que se erige como
un oscuro fantasma de cemento en la ruta
que conduce al Pan de Azúcar es una
extraña interrogante a su obra. El
brillo del resto se esfuma aquí y
tan solo puede el sol filtrarle algunos
rayos. A propósito de esto, comentó
Mendoza: "La imagen que me generó
esa construcción me dejó pasmado,
una mezcla de terror y de perturbadora atracción.
Y dije, acá hay una historia. Decidí
que quería contar la historia de
Piria y de su relación con la alquimia".
Hay otra interrogante que el trabajo de
Mendoza seguramente esclarecerá:
¿cómo pudo soñar Piria
con un Uruguay del 2098 socialista, con
igualdad de condiciones, eliminando las
diferencias y limitando la posesión
de tierras (como aparece en el libro El
socialismo triunfante. Lo que será
mi país dentro de 200 años,
obra de su autoría con carácter
utópico que aparece en 1898) y a
la vez promocionar la venta de parcelas
para poblar de gente el lujoso balneario?
"Nadie como él para despertar
en el obrero el amor a la propiedad"
escribió Sansón Carrasco (seudónimo
literario de Daniel Muñoz, quien
fue el primer Intendente de Montevideo entre
1909 y 1911).
Como muchos
personajes importantes, Don Francisco Piria
tiene también su historia negra.
Se han comentado los engaños o adornadas
promesas con las que reclutaba gente en
Europa, las lamentables condiciones en las
que trabajaban los obreros de la mina, los
problemas con algunas familias de la zona.
En una entrevista publicada en Página
12, con fecha 16 de setiembre de 2006, Benedetti
cuenta, al pasar, una anécdota que
incluye a Piria y no lo deja muy bien parado:
"... mi abuelo... era enólogo.
Piria, el creador de Piriápolis,
que era un bandido, supo que mi abuelo sabía
mucho de vinos, y lo llevó para que
le armara la bodega y le hiciera los vinos.
Pasaron los meses y no le pagaba nada, y
mi abuelo quiso irse. Pero la única
manera de irse era en los barcos de Piria,
y éste se los negó. ¡Se
vino a pie! Atravesando campos, desde Piriápolis
a Montevideo".
Más allá de las contradicciones
y puntos oscuros (los que seguramente se
atacarán en el documental que nos
ocupa), es innegable su obra. En 1930, inauguró
el fabuloso Argentino Hotel. En la actualidad,
se están realizando allí diversos
encuentros culturales. Desde hace tres años,
se hace una muestra de cine denominada "Piriápolis
de Película" (organizada por
la Asociación de Críticos
de Cine del Uruguay). Fue con motivo de
esta muestra y a raíz de una invitación
para exhibir materiales suyos en FantaPiria,
un espacio dentro de la misma dedicado al
cine fantástico independiente (organizado
por Arte7), que el documentalista
argentino se comenzó a interesar
en la figura de Piria.
Gustavo Mendoza nació en diciembre
de 1969. Entre sus trabajos se destacan
los cortos de ficción Glotón
(2002), exhibido en Buenos Aires y en el
Festival de Cine de Toulouse, en Francia;
y Robinson Interior (2002),
presentado en el XIX Festival Internacional
de Cine de Mar del Plata. En materia de
documentales, deben ser mencionados Terror
en el cine argentino, Argentina
bizarra (ambos de 1997) y Nadie
Inquietó Más sobre
el actor asturiano Narciso Ibáñez
Menta (primera edición, 2005). Su
filmografía versa sobre lo fantástico,
el terror y lo bizarro, y sus trabajos documentales
muestran un interés por personalidades
que presentan vetas que por algún
lado escapan a la realidad y generan el
misterio.
El domingo 12 de agosto se exhibirá,
justamente, dentro de la Cuarta Muestra
Audiovisual "Piriápolis de Película",
un adelanto de diez minutos (work in
progress) del largometraje documental
Piria: El alquimista, que
será presentado por el especialista
en la vida y obra de Don Francisco Piria,
el Prof. Pablo Reborido.
Lo fantástico se ha de sentir muy
cómodo en Piriápolis. Yaraví
Roig (Solsticio de verano,
2003) afirma que los fantasmas "descienden
brillantes y resplandecientes por las laderas
de los cerros... se esconden detrás
de los peñascos, jugando a las escondidas
y haciendo guiños multicolores. En
lo profundo del bosque o a la orilla del
mar..." Seguramente, no sería
extraño encontrarse algún
fantasmita juguetón en las antiguas
habitaciones del Argentino Hotel, que con
acierto guarda escenarios de un siglo atrás.
Si no podemos ver espectros, al menos sí
reparar en algunos de sus símbolos
alquímicos, como el grifo a la entrada
del hotel, que mira hacia el mar, quizás
buscando a través de una ventana
secreta en el horizonte, ese supremo conocimiento
que prometía la alquimia.
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